Cómo acercar tu emprendimiento al público

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Empatía, naturalidad y cercanía son algunos de los valores que aparecen cuando se le acerca al público el día a día o “cocina” del proyecto. Te contamos algunas ideas para incorporar esto a tu estrategia de comunicación.

Una de las cosas más difíciles para los emprendimientos independientes que tratan de ganarse un lugar en la plaza que ocupan es la cuestión de la identificación y la fidelización de los clientes. La pregunta que surge en este contexto es ¿cómo distinguirse de proyectos similares? ¿Cómo se puede hacer una diferencia cuando el mercado al que apuntamos está saturado?

Cuando competir desde la oferta se hace difícil, aplicar creatividad en redes puede ser una solución práctica, sumamente eficaz e incluso accesible: se trata de darle a nuestro proyecto un carácter y una pertenencia para diferenciarse de otros emprendimientos y llegar a los clientes por vías y sentidos que no repitan fórmulas. Y para eso, las redes sociales son la herramienta perfecta. Y mucho más, si los empleados aportan la creatividad propia y natural del día a día en el trabajo.

Si, por ejemplo, tenemos un local a la calle, el trabajo de crear nuestro entorno de marca en redes puede ser más efectivo y sencillo que discutir cómo armar una vidriera. También esto se aplica a pymes, sector con muy poco desarrollo de la identidad virtual. Veamos cinco formas de abordar esta estrategia.

1. La historia del local

Un local nuevo: si el proyecto recién comienza, se puede armar un calendario con su historia y plantearlo como una estrategia de redes sociales a corto plazo para que pueda ser seguido por todos. Esto se logra al compartir en tiempo real cómo transcurren los primeros 50, 100, 200 o 300 días del emprendimiento. En cada pequeña efeméride habrá algo que contar, momentos a registrar y, si se quiere, sorteos o eventos particulares para promocionar.

Un local con pocos años: si tenemos algunos años en el barrio o en el mercado de franquicias, podemos comunicar nuestra historia desde la comparación con otras historias que también tengan procesos de pocos años, pero que hayan sufrido cambios visibles. Por ejemplo, la telefonía celular, los electrodomésticos, la moda… todo eso en cinco años ha cambiado, y muchísimo.

Un local tradicional: una situación común es que los responsables de locales tradicionales nunca hayan construido su imagen en redes cuando, quizás, sean los que más tienen para contar. Un local con 20 años en el mismo lugar ha acompañado las transformaciones de ese barrio: cuando se cambiaron luminarias, cuando se remodeló la plaza principal, cuando llegó internet, cuando el barrio cumplió un aniversario. “Siempre estuvimos ahí” es lo que primero puede salir, pero podemos tirar de esa cuerda hasta el infinito. Incorporar todas estas ideas e imágenes a las redes sociales tiene el potencial de evocar esa nostalgia y sentido de pertenencia que pueden diferenciar a tu emprendimiento.

2. La singularidad

El espacio de trabajo no es una entidad sin vida, sino que está conformado por personas que, como cualquiera, tienen preferencias y le dan su toque a lo que eligen o hacen. Supongamos que tenemos un emprendimiento sobre indumentaria, libros, música o incluso gastronomía. Cualquiera de los que trabajan ahí tiene un gusto particular. ¿Por qué no mostrarlo al público a través de las redes sociales?

Para esto, proponemos implementar juegos de selecciones: alguien elige un libro/disco/plato/outfit para una ocasión particular. Luego de subir a redes sociales la foto del elemento seleccionado por esta persona se les puede preguntar a los seguidores qué opinan, armar votaciones o incluso fomentar las comparaciones con las elecciones de los demás.

3. Los tips

En muchos comercios los trabajadores tienen cierto conocimiento que un cliente promedio no. Esa brecha también la podemos aprovechar para comunicar con cercanía y calidez. Veamos sólo algunos rubros

- Ferretería / Corralón: No todos los clientes saben distinguir algunas herramientas de otras ni tampoco todo saben cómo usar una agujereadora o una pistola de pegamento. Son cosas muy simples para los empleados y fáciles de convertir en un video corto y útil.

- Electrónica: Aquí también se produce un desfasaje entre lo que los consumidores intuyen y lo que los empleados dominan. Las utilidades de un dispositivo o su configuración, por nombrar un par de aspectos, pueden ser piezas de comunicación prácticas.

- Outdoor: De cinco personas que van a pescar o de viaje en camping o similar, siempre hay una sola que sabe realmente armar una carpa. ¿Y ajustar una tabla al techo de un auto? Cada paso de ese proceso es una pieza potencial de redes.

- Indumentaria: Cuando entra algún producto nuevo, ¿cómo contamos sus características? ¿Quién lo presenta? La vidriera y el maniquí sirven en la calle, pero las redes podrían —y deberían— tener más vida para convocar la atención de los clientes potenciales. Foto con texto, video corto… la elección queda a criterio del que comunique.

4. Relacionar a los clientes

o que sea que estemos ofreciendo tiene una relación posible con nuestros clientes. Si son prendas, podemos preguntarles por una anécdota que hayan vivido con una campera, vestido, etc. Aquí algunas posibilidades:

Historias: Un mueble, por decir un producto, puede haber acompañado a una familia a través de varias mudanzas o haber pasado de generación en generación. Por eso, una mueblería bien podría plantear una campaña en redes sociales para preguntar a los clientes sobre esas historias y darlas a conocer.

Utilidad: Ya sea que ofrezcamos equipos de música o utensilios de cocina, esos productos llenan una demanda. “¿Para qué te hace falta?” se podría preguntar en las fanpages. Con esa excusa, se pueden mostrar los distintos productos con el objetivo de promocionarlos, y al mismo tiempo obtener feedback de los clientes.

5. El ritual de lo cotidiano

Ya sea que estemos comenzando nuestro emprendimiento o que nunca nos hayamos volcado a redes, ubicar y fidelizar serán los objetivos principales. Comenzar a llamar la atención no necesariamente requiere imágenes muy llamativas o videos llenos de color y volumen. La palabra clave es la empatía y, si la sabemos ver, estamos rodeados de ella. Veamos:

- Colaciones: si todos los días en el local o la oficina hay alguien que se encarga de hacer mate o preparar café, reflejar ese pequeño “ritual” es una manera práctica y natural de generar empatía. Instagram tiene herramientas simples y versátiles para generar una historia en mucho menos de lo que tarda el agua en calentarse.

- Orden: si el lugar de trabajo tiene un depósito a ordenar o góndolas a reponer, esa labor puede ser reflejada en los hogares de los seguidores, quienes, como todo el mundo, también tienen que convertir el desorden en orden. Fotos de antes y después pueden ser muy prácticas para este caso.

- Almuerzo: ¿Alguien siempre va a comprar comida para todos? La espera, el momento de tomar los pedidos o incluso la llegada son algo que se vive en cualquier comercio u oficina. Los seguidores que piensen “¡a mí también me pasa!” no dudarán en llenar de likes las publicaciones.

Como queda claro, en una oficina, en un pequeño comercio recién abierto o en una cadena de franquicias las historias son muchísimas. Solo es cuestión de pensar cómo contarlas.

TAGS: redes sociales, marketing, clientes, empatía, cercanía, imagen, emprendedurismo

POR: Juan José Relmucao Juan José Relmucao es corresponsal de Noisey, Thump, Creators Project y Vice Sports Latinoamérica. Además, ha colaborado con medios argentinos como Buenos Aires Económico, Tiempo Argentino y Brando. También ha sido docente de Taller de Redacción Periodística en la Universidad Nacional de Lomas de Zamora, integrante del Observatorio de Culturas Políticas del Centro Cultural de la Cooperación y redactor publicitario para A&E América Latina.

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