Hace 43 años Roberto y Mónica decidieron abrir un taller dentro de Las Flores –ubicada a 187km de la Capital Federal—, donde hacían reparaciones generales, tornerías y, con poca frecuencia, carrocerías. 10 años después se mudaron a la ruta para abocarse a lo que es el actual sustento de la compañía, la fábrica de acoplados y semirremolques. En 30 años pasó de fabricar 5 acoplados por mes a 50, que es el número actual.
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La fábrica está manejada por Alejandro (39), que es responsable de cuestiones relacionadas a la ingeniería; Marcos (36), que se encarga de la producción y el personal; Gabriel (38), a cargo del área de comercialización; María Clara (32), con tareas administrativas; y Nello (30) en desarrollo y diseños.
“El fuerte nuestro son los remolques y los equipos de perforación para petróleo. Somos distribuidores para el mundo de empresas petroleras. Hacemos todos los circuitos de lodo, pileta y fratán, entre otras cosas. YPF, por ejemplo, perfora con equipos nuestros”, explica Gabriel. Además, fabrican acoplados, semirremolques, carrocerías y su otra especialidad: los volcadores.
Perspectivas a futuro
Entendieron que diversificar el negocio era importante, y por eso su producción se divide en agro, vial, petrolera o minera. “Siempre nos enfocamos en el mayor control de calidad posible, además de automatizarse para poder producir más sin explotar a nuestros empleados”, aclara.
La presencia de Santander Río
El Banco fue de gran ayuda para el crecimiento de la compañía. “Nos han dado créditos, además de que la atención y la gestión es excelente. Te asisten, te llaman, se preocupan, se contactan con los contadores, están siempre en atención directa. Es una gestión distinta comparada a otros bancos, es eficiente, son rápidos. Te cobran lo que te tienen que cobrar y se ve reflejado, siempre se resuelve cuando tenemos algún problema”, comenta Gabriel.
En primera persona
Banco Santander Río: ¿En cuestiones empresariales, que repercusión les dio el éxito de Alejandro y Marcos en Dakar?
Gabriel Patronelli: Nosotros siempre fuimos conocidos en el ambiente de volcadores y acoplados, pero eso lo popularizó. Antes había que pelear el negocio, ahora el negocio viene indirectamente, abrió un panorama importante. Se hizo muy conocido todo y aumentaron las ventas considerablemente. De todas formas, no está de más aclarar que nosotros seguimos siendo los mismos de siempre, no cambió nada.
¿Cuáles son las ventajas y desventajas de ser tu propio jefe?
Mi jefe fue mi papá, es mi viejo y sigue siéndolo por más que no esté tan activo como siempre. Es una ventaja tenerlo a él como jefe. La desventaja es por ejemplo pelearse con un hermano y después te lo cruzas en tu casa y es raro, aunque los problemas los dejamos en la empresa. El de arriba te corrige y vos te tenés que equivocar para corregir, así no te olvidás más.
¿Cómo haces para equilibrar tu vida personal con tu vida laboral?
Tenemos un horario muy particular para lo que está acostumbrado el interior, ya que entramos a las 9 de la mañana y salimos 18.30. Al mediodía paramos a comer en el comedor de la fábrica. Los hermanos hacemos mínimo 11 y 12 horas por día, el tope pueden ser 13. Los fines de semana, si tengo que venir a trabajar, vengo, sean mis hermanos o yo. Los empleados cumplen el horario que les corresponde.
¿Creés que hay alguna presión extra por llevar adelante una empresa familiar en la que los cinco hermanos trabajan juntos?
Es la responsabilidad de mantener lo que mi viejo se sacrificó para tener, los cimientos que tenés armados. Hizo la gente, hizo la empresa, y nosotros pudimos tomar ese mensaje de la responsabilidad de la forma de trabajar y aplicar el mismo método. Hay muchos que nacen en cuna de oro y terminan con problemas. Cuando empezamos la empresa no era lo que era, fue toda una vida hacerla. El que se da cuenta de eso, lo lleva adentro. El secreto del éxito es ser responsable día a día minuto a minuto. También crece porque estamos todos los hermanos acá. Todo funciona.
¿Hay algún secreto especial para sostenerse en el tiempo?
Primero hay que tener un testeo del mercado. Cuando se para tenés que ir viendo cuáles son las señales que te manda el mercado. Financiar menos, vender más corto, ir palpando la situación (en momentos de crisis o de que se enfría todo). Nosotros no le ocultamos nada a nadie, cuando hay laburo extra se le da a los empleados el porcentaje extra. Los momentos más duros los bancamos de bolsillo nuestro hasta que vuelve a arrancar. Hoy somos 60 personas, y no queremos expandirla más. Yo mañana puedo meter 100 empleados más, pero se complica y cuando no hay trabajo los tenés que sacar. Nosotros no somos así. Hay que cuidar a la gente cuando hay laburo y cuando no hay laburo.
¿Qué los diferencia de sus competidores?
El trato con el cliente es directo. El cliente habla con el dueño, no por medio de un proveedor. Las personas están comprando una unidad y están hablando con los dueños. Vos vas a comprar otra cosa y hablas con el vendedor del vendedor. Nosotros fabricamos y vendemos. Hay representantes en todo el país, por supuesto, pero siempre atendemos nosotros. Nuestro otro fuerte es la calidad, le aplicamos la mejor terminación y la mejor calidad a todo. No escatimamos en gasto en este sentido. Somos un poco más caros pero vale la pena y se nota en el producto final.
¿Considerás que hay alguna regla de oro para las PyMEs?
Tiene que haber mucho diálogo para que todos apunten a mismo lugar. No dejar que las terceras personas estén en la empresa, que los cuñados, por ejemplo, no interceden. Tiene que ser pura de padre e hijo. Toda empresa familiar se termina porque se meten personas externas y eso genera conflictos.
¿Alguna frase, libro o película que te identifique a vos o a los hermanos?
Somos muy unidos en la parte familiar, somos como “Los Campanelli” (comedia de la televisión argentina de los 70). Se viaja y se disfruta en familia, somos muy unidos. El pilar importante es la unión y eso lo trasladamos a la empresa y de ahí a cada uno de nosotros. “Los hermanos sean unidos, esa es la ley primera”, o “La unión hace a la fuerza”, sería.
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