Errores de los grandes, aprendizaje para todos

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Hasta las mentes más exitosas de nuestro tiempo cometieron grandes equivocaciones en su carrera, y una correcta lectura de sus procesos puede otorgarnos moralejas útiles y universales.


“De error en error uno descubre la verdad completa”, sostuvo Sigmund Freud bastante antes de que alguien pensara que todas las tablets debían venir indefectiblemente con un lápiz digital. Los errores pueden costar caro a veces, pero más caro es no aprender de estas experiencias negativas. Fallas en la planificación, detalles mal cuidados o simplemente un plan incorrecto en el lugar incorrecto y en el momento incorrecto pueden traer tantos problemas como como moralejas. En lo que podamos sacar en limpio de ellos se jugará una buena parte de nuestro crecimiento como emprendedores. Para graficar, nada mejor que acudir a algunos de los errores más sonados de las principales mentes de nuestra época.

Steve Jobs: una mala elección en el equipo

El canon creativo de los 2000 tiene un largo racconto de errores a lo largo de una carrera tan fructífera como sinuosa. “A veces cuando innovás, cometés errores. Es mejor admitirlos rápidamente y continuar mejorando tus otras innovaciones”, supo afirmar el fundador de Apple. Y si alguno no recuerda lanzamientos de la compañía como la Macintosh TV —un intento ochentoso por hibridar televisión y computadoras— es porque Jobs aplicó cabalmente su máxima.

Aunque, quizás, el principal error del norteamericano no haya sido una cuestión de diseño tecnológico, sino de diseño de equipo. Cuando decimos que rodearse de la gente apropiada es algo básico para todo aquel que empiece un proyecto, no es por convención o por echar mano a una frase hecha. Y si no, basta mirar lo que ocurrió cuando Jobs convocó como CEO de Apple al entonces reconocido ejecutivo John Sculley. En 1983 Sculley llegó a la compañía. Y en 1985 despidió a Jobs. O quizás no tan bruscamente como se puede resumir en un párrafo, pero lo cierto es que los manejos de Jobs fueron cuestionados por Sculley al interior del directorio de la empresa y que, después de una buena pugna política, la junta directiva decidió remover a Steve del proyecto que se encontraba conduciendo: la Mac. Una resolución que para el gurú equivalía al despido. O peor.

No obstante, con el tiempo Jobs revisó lo ocurrido y en un recordado discurso, reflexionó: “No lo vi entonces, pero resultó que ser despedido de Apple fue lo mejor que pudo haber pasado. El peso de ser exitoso fue reemplazado por la ligereza de ser un principiante otra vez. Menos seguro sobre todo. Me liberó para encontrarme con uno de los períodos más creativos de mi vida”.

En este caso la moraleja es doble: repensar los conceptos de éxito, deber ser, y presión. Y, por supuesto, saber bien cuál es el perfil de la persona que estamos ingresando a nuestro proyecto.

Bill Gates: cuando falla la visión del visionario

Aunque cueste creerlo, el hombre que es sinónimo de informática (y dinero) en todo el mundo no perfiló a su compañía de modo tal que aprovechara cabalmente la hibridación de Internet con la vida de millones. Quien fuera vicepresidente senior de Microsoft entre 1990 y 1999, Alan Silverberg, contó en un texto de opinión: “Bill tenía dificultades para responder ante la oportunidad/amenaza de Internet. Es entendible. Cuando sos dueño de Windows en los tardíos 90 y la vida es buena, ¿por qué querría que cambiaran las cosas? La visión de Bill era proteger Windows y no produjo ningún plan que mantuviera la estrategia de Windows y Microsoft a la vanguardia. El resultado es que la posición estratégica de Microsoft declinó durante los 2000.

Nadie puede negar el imperio que supo construir Gates a fuerza de una inteligencia descomunal y una capacidad estratégica demoledora, pero a su potente visión de futuro, que incluyó en su momento el predominio de internet sobre otros medios, le faltó un plan para acoplar ese nuevo paradigma al del gigante de la informática que supo concebir.

Estudiar el desfasaje en términos de porción de mercado que sufre Microsoft en ciertas plazas —sobre todo en streaming de contenidos— con respecto a compañías relativamente nuevas es un ejercicio útil para tonificar la visión: ver dónde los grandes monstruos de la informática no supieron avanzar frente a las entonces pequeñas compañías que tuvieron mejor lectura y comprensión de sus herramientas, su época y de los espacios más prácticos para posicionarse y absorber la demanda.

Elon Musk: tenacidad para enfrentar errores drásticos

Multifacético Midas moderno, el sudafricano es capaz de entrar en cualquier rubro con ideas que se transforman rápidamente en tendencias de punta que apuntalan el mercado. Pero su corta y furibunda trayectoria no está exenta de equivocaciones y pérdidas que, como todo en su carrera, tienen algo de excéntrico o impensado.

El cofundador de PayPal recientemente cerró con la NASA un acuerdo para que la compañía norteamericana trabaje en conjunto con su empresa, Space X, en el futuro lanzamiento de un satélite. El trato, un gran paso de legitimidad para Musk y los suyos, viene luego de varios lanzamientos fallidos —incluso violentos— de los cohetes desarrollados por Space X. Explosiones, estructuras que se vencen, motores que fallan. Y todo registrado en video y a los ojos del mundo. No obstante, aprendieron de los errores técnicos o las falencias de diseño que provocaron los lanzamientos accidentes y las consecuentes pérdidas millonarias los de Musk y los logros se tradujeron en un despegue exitoso y posterior asociación con la NASA. Pero si hay algo que aprenderle a Musk a través de sus desaciertos es su tenacidad. Con pérdidas millonarias, pensando más de una vez en cancelar el proyecto y varios accidentes a cuestas, el sudafricano persistió y logró, literalmente, que su idea se proyecte hasta el cielo. Los 1600 millones de dólares invertidos por la agencia espacial estadounidense le dan oxígeno y espalda a Space X. Será cuestión de ver qué tanto ajustaron en la compañía los procesos que antes no resultaron bien.

Queda claro: nadie está a salvo de los errores y hasta los nombres más exitosos de nuestro tiempo han tenido descuidos que casi les cuestan la carrera. Así que la próxima vez que una planilla no cierre, paciencia, que una revisión más ajustada y un repaso por lo que se hizo mal es una fórmula que hasta los genios, a veces, supieron olvidar.

TAGS: emprendedurismo, errores, startup, aprendizaje, problemas, Elon Musk, Bill Gates, Steve Jobs, tecnología, lean startup

POR: Juan José Relmucao
Juan José Relmucao es corresponsal de Noisey, Thump, Creators Project y Vice Sports Latinoamérica. Además ha colaborado con medios argentinos como Buenos Aires Económico, Tiempo Argentino y Brando. También ha sido docente de Taller de Redacción Periodística en la Universidad Nacional de Lomas de Zamora, integrante del Observatorio de Culturas Políticas del Centro Cultural de la Cooperación y redactor publicitario para A&E América Latina.

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