A veces no conocemos sus nombres ni sus caras. No siempre las marcas que crearon son las que llegan al tope de los ostentosos rankings que encabezan los reyes del marketing. Sin embargo, ellos muestran una satisfacción que seguramente no cambiarían por nada: tuvieron una idea para cambiar el mundo, la transformaron en un negocio viable y logran día a día que esa actividad genere una calidad de vida mejor a muchas personas.
¿Quién no tiene alguna inquietud de ese tipo? ¿Por qué no animarse a ser un emprendedor social? Hay una gran cantidad de ejemplos tanto en Argentina como en el mundo. A veces cuentapropistas, otras veces PyMEs, con o sin ayuda, son muchos los que lograron demostrar que la sustentabilidad económica y los valores altruistas no son conceptos opuestos.
Ellos lo hicieron
Uno de los emprendedores sociales más exitosos del mundo es Rafael Álvarez, de origen mexicano, quien en 2002 fundó Genesys Works. Radicada en Houston, Texas, la compañía tiene como objetivo formar a jóvenes que provienen de familias de bajos recursos e insertarlos en ocupaciones ligadas a la alta tecnología. Entre los empleadores que reclutan a quienes se forman bajo el ala de Genesys Works se encuentran nada menos que United Space Alliance (proveedora de la NASA), Boeing, Shell y Chevron.
El argentino Gabriel Marcolongo también lleva adelante un emprendimiento vinculado al tema del empleo: el portal Inclúyeme, destinado a las personas con discapacidad. Con actividad extendida a Chile y Venezuela, sus estrategias ya llegaron a 5000 beneficiarios de manera directa, mientras profundiza la colaboración con las empresas para que puedan oficiar la manera en que llevan adelante sus procesos de reclutamiento. "No estamos en contra del lucro, pero el lucro tiene que tener un fin", aseguró Marcolongo en una conferencia organizada en noviembre de 2016 por la Federación de Comercio e Industria de la Ciudad de Buenos Aires (Fecoba).
Más orientado al tema salud, otro argentino, Guillermo Pepe, es el responsable del proyecto Mamotest, que ha posibilitado la democratización del diagnóstico mamográfico, eliminando barreras de costos y distancias. Desde su creación, en 2011, más de 80.000 mujeres pudieron atenderse gracias a Mamotest. Pepe volvió al país en ese año, luego de una década en el exterior, y cuenta que la iniciativa surgió porque sintió que debía dedicarse "a algo significativo, algo valioso para mí".
Junto con el cuidado del ambiente, el empleo y los microcréditos, la salud es sin dudas uno de los rubros más concurridos por los emprendedores sociales. Más allá del caso de Pepe, fronteras afuera uno de los ejemplos que más se citan en el mundo es el de David Green, fundador de Auro-lab, en la India. Allí fabrica lentes intraoculares para pacientes con cataratas. Su logro fue reducir el precio de 300 a 10 dólares, permitiendo el acceso a esta solución a miles de personas que de otra manera no podrían alcanzarla.
¿Quién podrá ayudarme?
Tanta es la influencia positiva que pueden llegar a tener este tipo de proyectos que en algunos países los gobiernos han creado organismos para darles mayor impulso. En Estados Unidos, por ejemplo, funciona ya desde 2009 el denominado Fondo de Innovación Social, que viene financiando con sumas importantes a proyectos que considera valiosos. Medidas similares tomaron algunos miembros de la Unión Europea.
Si bien en América Latina no prosperaron hasta el momento este tipo de organismos gubernamentales, existen las incubadoras especializadas en iniciativas de esta índole. Una de ella, Ashoka, fundada por Bill Drayton, tiene alcance global y cuenta entre sus más de 3000 beneficiarios a varios emprendedores de América Latina, y de Argentina en particular.
Por su parte, la Fundación Thomson Reuters lleva adelante en la región su programa TrustLaw Connect, que consiste en facilitar a las empresas sociales la asistencia de los estudios de abogados más importantes del mundo. El fin es que "puedan concentrarse en sus misiones, evitando destinar recursos de su presupuesto al asesoramiento jurídico", según explica Agustina O’Farrell, Programme Manager para América Latina.
En definitiva, la posibilidad existe, los medios se consiguen y el premio es grande; el mundo de los negocios cambia más rápido de lo que creemos, y lo que asomaba hasta hace poco como un rasgo pintoresco de voluntariosos quijotes, de pronto aparece como una estrategia corporativa que puede otorgar ventajas competitivas. Por mirar hacia otro lado, los empresarios tardaron en descubrir que los problemas sociales también presentan oportunidades de desarrollo no explotadas. El emprendedurismo social llegó para quedarse. La tendencia es global, está en marcha y no se detiene. Sumarse y aprovecharla o quedarse quieto viendo cómo lo hace otro más despierto: esa es la cuestión.
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POR: Horacio Torres.
Periodista gráfico desde 1990. Trabajó como colaborador, redactor y editor de publicaciones especializadas en negocios, nuevas tecnologías y telecomunicaciones. Desde 2001 se desempeñó en medios digitales, versiones online de medios tradicionales y manejo de redes sociales. Actualmente es editor en los portales de noticias Infonews y Mundo Empresarial. También de la revista institucional de la Asociación Argentina de Televisión por Cable (ATVC). Es docente en el IUNMA, donde dicta la materia Periodismo Digital, y en TEA, a cargo del Taller Multimedia de 2º año.