¿Dar el paso o no dar el paso? Hay momentos bisagra para el desarrollo de un emprendimiento en los cuales se debe contar con la lucidez necesaria para discernir entre quedarse terreno seguro o jugar las mejores cartas. Aquí, unas nociones a tener en cuenta para empezar a visualizar los momentos cruciales de un proyecto.
La conformación del equipo
No importa en qué rubro se desarrolle un emprendimiento, siempre van a sobrevenir encrucijadas en las que habrá que tomar un rumbo o, sin eufemismos, decidir sobre las inversiones, el personal y el tipo de competencia que va a asumir el negocio. Y para cuando aquello que comenzó como una idea se transforme en una estructura económica de la que dependen empleados y que debe responder a distintas obligaciones financieras más allá de garantizar su propio crecimiento, lo mejor es tener personas criteriosas a quienes recurrir.
Así que, si para cuando sobrevienen las disyuntivas, la cabeza del proyecto no tiene socios adecuados con quienes compartir panoramas, el primer riesgo que se tomó, sin saberlo, fue ese: el de lanzarse al mercado sin un equipo preparado para los vaivenes inherentes a cualquier emprendimiento.
Por lo tanto, saber elegir a las personas que acompañarán el proceso y discernir cuáles son las cualidades que pueden ser útiles a la hora de las decisiones importantes, es elemental para afrontar con lucidez decisiones sobre si invertir o no, si contratar o no, si ampliar el espacio físico o no, si vender o no, si apostar por el valor agregado o seguir en el terreno seguro y conocido.
Saber en qué mundo se está ingresando
El mundo de los emprendimientos es el mundo del riesgo. O al menos así lo define uno de los principales especialistas en la materia a nivel mundial, el vicepresidente de Asuntos Públicos y exdecano de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Technion de Israel, Boaz Golany. El académico, directivo de una casa de altos estudios que dio tres premios Nobel al mundo, enfatiza que “un emprendedor debe aprender a no preocuparse demasiado por los fracasos. La noción de no estar preocupados por el fracaso es muy importante para personas que están dispuestas a tomar riesgos. Y sin riesgos no hay nuevos emprendimientos”.
Por su parte, y consultado durante una entrevista sobre el ascenso de su cadena de restaurants, el joven empresario William Degel definió al emprendedor como alguien que es “un visionario, un tomador de riesgos, un soñador, un motivador y un solucionador de problemas. Alguien que tiene fuego en el estómago y la decisión de hacer lo que sea que esté a su alcance para darle vida a su sueño. Un emprendedor pone las cosas en su lugar para que todo suceda, se acompaña de su equipo y aprende de sus errores para seguir mejorando”. Una definición clara de un emprendedor que hace poco recibió en uno de sus restaurants nada más y nada menos que al presidente norteamericano Donald Trump. El riesgo, parecen decir ambos, es la regla y no la excepción en este ámbito.
Planificación
Retomando los conceptos de Golany, el autor de más de 80 artículos académicos sobre fenómenos económicos sostiene que “otra habilidad muy importante es planificar con anticipación. Se necesita un plan A y un plan B en caso de que el plan A falle. Y un plan C por si no funcionan los dos anteriores”
Como se desprende de lo señalado por el especialista, la mejor de las decisiones es la que más y mejores salidas alternativas ofrece. Subsumir la realidad a una única posibilidad basada en una única salida es un error de planificación o falta de experiencia frente a la necesidad de tomar una decisión. Antes de confundir el poder resolutivo con impaciencia o atropellamiento, planificar las alternativas que pueda tener una posible trayectoria del proyecto es la mejor forma de garantizar haber hecho y haber decidido con el respaldo de la mejor lectura posible.
En esa lectura, es indispensable conocer cómo se comparte la plaza de mercado en la que se ubica el emprendimiento durante la evaluación de la toma de riesgos y considerar si existe una estabilidad apropiada como para que la apuesta a tomar pueda desarrollarse sin sufrir turbulencias.
Gestión
Una vez que tomamos una decisión y entendemos cuáles pueden ser las respuestas de nuestro proyecto en tanto organismo cuyas distintas partes pueden verse afectadas de manera diferente por los efectos de la decisión que se haya tomado, la clave estará en lo que conceptualmente se denomina gestión del riesgo. Mucho se ha escrito y muy diversa es la complejidad del material al respecto, pero para dar una noción iniciadora sobre el tema se puede recurrir a un best seller: “El pequeño libro de los grandes problemas del management”, del norteamericano James Mc Grath.
En su obra, el autor propone cinco opciones para tratar con el riesgo dentro del emprendimiento. En sus ejemplos, la posibilidad de tener consultores o empleados freelance que puedan trabajar la problemática aparece como una salida práctica.
Transferencia de riesgos. "Trasladá el riesgo desde el equipo a los expertos externos",
Aplazamiento de riesgos. "Cambiá el orden en el que se van a hacer las actividades que tenés previstas".
Reducción de riesgos. "Reducí la posibilidad de que ocurra el riesgo. Por ejemplo, cuando sabés que tu negocio va a tener un cuello de botella y necesitás ampliar el número de personas que trabajan en un proyecto, podés subcontratar y transferir así el riesgo".
Eliminación de riesgos. "Si es un riesgo que podés evitar por completo, eliminalo. Si, por ejemplo, sabés que una tecnología conlleva un riesgo y la podés sustituir por otra, sustituíla".
Aceptación de riesgos. "En ocasiones no vas a tener más remedio que reconocer que no hay mucho que puedas hacer, además de aceptar el riesgo y tener un plan de contingencia".
Visto lo visto, queda claro que a la hora de decidir sobre los riesgos, existen muchas variables a incorporar como hábitos del emprendedor responsable. El riesgo primario, claro, es no considerarlas.
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POR: Juan José Relmucao
Juan José Relmucao es corresponsal de Noisey, Thump, Creators Project y Vice Sports Latinoamérica. Además ha colaborado con medios argentinos como Buenos Aires Económico, Tiempo Argentino y Brando. También ha sido docente de Taller de Redacción Periodística en la Universidad Nacional de Lomas de Zamora, integrante del Observatorio de Culturas Políticas del Centro Cultural de la Cooperación y redactor publicitario para A&E América Latina.